Maravillosa palabra que encierra un enorme contenido y aunque, para cada uno de nosotros tiene un sentido diferente, hay también muchos puntos de encuentro. Fundamentalmente, libertad implica ausencia de límites, ausencia de cadenas, ausencia de condicionamientos, porque si no, no sería verdadera libertad.

En esta época que nos toca vivir, se hace mucha apología de la libertad, como algo anhelado fervientemente por cada uno de nosotros, pero…¿acaso sabemos realmente lo que es ser libre?.

Miramos siempre hacia fuera, a nuestro alrededor, buscando libertad de expresión, libertad en nuestras relaciones, a nivel social o laboral, etc. Sin embargo, no nos damos cuenta que donde realmente somos esclavos es en nuestro mundo interior:

Esclavos de nuestros pensamientos.

Esclavos de nuestros ideales.

Esclavos de nuestros hábitos.

Esclavos de nuestra imagen.

Esclavos de nuestros deseos.

No nos engañemos, libertad no es aferrarnos a ideas de otros o criterios que condicionan nuestro crecimiento.

Tampoco es una lucha individualista por conseguir la realización de mi voluntad.

Libertad no es ir contracorriente en pro de una idea preconcebida.

Libertad no es conseguir logros personales sacrificando los intereses colectivos.

Tampoco es actuar sin que detrás no haya una motivación conciliadora y expansiva.

Si algo merece ser auténtico es nuestra libertad, por eso los grandes pensadores y filósofos de todos los tiempos, han indagado en la mente humana para buscar respuestas a una necesidad intrínseca a toda persona.

“Ser libre no es solamente desamarrarse de las propias cadenas, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás» (Nelson Mandela).

 «La libertad está en ser dueños de la propia vida» (Platón).

 «La libertad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía» (Mahatma Gandhi).

«La libertad es esencial para el amor, no la libertad de hacer lo que nos plazca, ni de ceder a nuestras apetencias, sino más bien la libertad que adviene con la comprensión» (Jiddu Krishnamurti).

Desde el principio de los tiempos, el ser humano, ha empleado numerosos recursos e investigado multitud de caminos buscando la idealizada libertad, pero lo que siempre encuentra es algo perecedero en el tiempo, algo que se esfuma en los albores de su inicio. Desde las apetencias materiales, hasta las satisfacciones emocionales, cayendo en la confusión de que todo deseo satisfecho nos convertía en seres más libres.

Solo una mente clara y con discernimiento, provee de verdadera libertad. Libertad es no dudar y tener la certeza en cada una de nuestras acciones. Es caminar por el sendero de la vida, que aun lleno de obstáculos, su aceptación genera comprensión. Libertad es tener como compañía la fuerza del amor, porque es la única que expansiona al corazón.

¿Crees que eres verdaderamente libre?

María Ruíz