Experiencia de sensaciones.
Experiencia de sentimientos.
Experiencia de comprensión.
Experiencia de relación.
Experiencia de vida.
El Yoga nos permite establecer una nueva relación con nuestro cuerpo. A través de él, se despierta todo un mundo de percepciones que nos lleva a vivirlo desde un nuevo paradigma.
Estamos poco acostumbrados a escuchar el cuerpo, comprender su lenguaje y entender lo que constantemente nos transmite. Es el receptáculo de toda nuestra experiencia de vida, posee inteligencia propia y nadie más que él sabe lo que guarda en cada tejido y célula que lo compone. Su memoria genética acoge infinidad de vivencias no recordadas. Aún más, su memoria psicológica perpetua en el tiempo y a lo largo de existencias, los hábitos más recurrentes.
El cuerpo físico o Annamaya Kosha, es la envoltura material del resto de los planos que conforman nuestra existencia:
Pranamaya Kosha o cuerpo pránico.
Manomaya Kosha o cuerpo mental.
Vijñanamaya Kosha o cuerpo psíquico.
Anandamaya Kosha o cuerpo de bienaventuranza.
A través de sentir nuestra materialidad, conectamos con las resistencias que se esconden en el organismo, con los bloqueos en el fluir de la energía, con los patrones psíquicos y emocionales, así como la comprensión que deriva del plano más sutil, el de la Conciencia.
Es entonces cuando el Yoga se convierte en una experiencia plena y vivencial. Empieza a desplegarse una enorme riqueza de información que nos lleva a la liberación de numerosas cadenas y a la comprensión de nuestra realidad virtual.
Postura que se ejecuta desde un plano de latero-flexión, con ligera torsión a nivel de la cintura.
Una Asana que estimula profundamente el Chakra de Manipura y los órganos que lo rigen, los digestivos, por la extensión y contracción que se dan en este espacio.
La apertura lateral da expansión a las costillas, al pulmón, a la cintura y los órganos de esta zona. Muy especialmente estimula el canal energético que recorre toda la línea lateral, la del lado izquierdo Ida y la del lado derecho Pingala.
María Ruíz