Quizás  nos olvidamos de lo sencillo que sería escuchar a nuestra espalda para entender el porqué de sus continuas tensiones y de como, esa estructura ósea llamada columna vertebral, nuestro eje central, se ve afectada con numerosas alteraciones que llevan al dolor.

Nuestra espalda no solo es un conjunto de músculos y huesos que forman parte de una estructura y nos dan movilidad, aunque para muchos sea así.  El eje central, esa maravillosa alineación de huesos que provee al ser humano de la grandeza de ir en posición erecta, es el gran canal desde el cual se estructura todo el cuerpo físico, energético y psicológico de la persona.

De este eje fundamental depende la verdadera salud en todos los ámbitos. Así,  una persona que no tiene una columna en condiciones óptimas puede debilitar fácilmente al sistema, deteriorándose el buen funcionamiento de los órganos. Y no es de extrañar porque…..

–  Por la columna pasa el Sistema Nervioso que irradia a todo el organismo.

–  La columna vertebral mantiene el cráneo y la zona escapular.

–  En ella se sostiene la pelvis y se proyectan las piernas.

–  Por su centro recorre Sushumna, el gran canal energético.

–  En puntos estratégicos vertebrales se reflejan los principales chakras o centros de energía.

–  La armonía psíquica y emocional, también depende de la estabilidad de este eje central.

Con lo cual, la alteración en cualquiera de las vértebras afecta en todos los ámbitos, hacía el interior (órganos, sistemas, nervios…) y hacia la periferia (músculos, fascias, tendones…).

La espalda es campo de batalla de nuestras vivencias y conflictos:

Cervicales. Ahí guardamos los temores, los miedos y el control. Cuando hay tensión se cierra el cuello, se bloquea el Eter y no hay espacio suficiente para expresar.

Dorsales. En las primeras dorsales se alhoja nuestra mochila psicológica, cuyo peso recae sobre las vértebras del Corazón, éste sufre la agonía de las preocupaciones y el sobreesfuerzo. También sienten el reflejo de la respiración.  Los sentimientos contenidos tensan las dorsales a modo de autoprotección.

Lumbares. En estas vertebras se refleja el fuego de la vida, energía intensa que cuando no se expresa se transforma en agresividad contenida. Afecta a órganos digestivos en sus numerosas disfunciones. Los Riñones se debilitan, comprometiendo la fuente de esa energía vital.

Nuestra mirada se dirige hacia adelante, como mucho solemos observar la anterioridad de nuestro cuerpo, sin embargo,  en la espalda se cobija la sombra de nuestra psique, a veces reconocida a veces no,  pero su carga siempre se sufre a no ser que la luz de la comprensión disuelva esa sombra.

Poco puede escaparse a unos ojos diestros que observan atentamente ese amplio espacio, donde las curvaturas del eje central marcan la calidad de nuestra existencia.

 

María Ruíz