Parecería fácil la respuesta; una serie de posturas, algunas prácticas de respiración, el descubrimiento de los centros de energía o chakras, tantas veces oídos pero nunca percibidos.
Este es, en general, el concepto que se tiene del yoga y todavía diría que es mucho. En definitiva, yoga significa adentrarnos en un mundo nuevo para muchos, medio conocido para otros. Y así, desconcertados entre la variopinta oferta de yogas, que por su diversidad, genera dudas y desconfianzas al futuro alumno, ¿será esto lo que necesito?.
Hoy en día y especialmente aquí en Occidente, la palabra yoga va adherida a una serie de prácticas como Yoga Pilates, Yoga Acrobático, Bikram Yoga, Yoga Acuático, donde el verdadero Yoga se difumina y desvanece en un contenido de prácticas exclusivamente físicas, para el contentamiento de un ego siempre necesitado de experiencias novedosas y excitantes.
¡Por favor, no perdamos la esencia del Yoga!
El Yoga que se ha mantenido a lo largo de siglos, y esa es la mayor garantía de su autenticidad, es el de Patanjali, antiguo rishi hindú, que sistematizó las ancestrales enseñanzas yóguicas que perduran hasta nuestros días.
Que no nos distraiga la superficialidad que se esconde entre las bambalinas de unas posturas físicas.
Que tampoco nos perturbe los anhelos y pretensiones de un yo inquieto e insatisfecho.
Yoga es unión. El Yoga real es el que se fundamenta en los Yoga Sutras de Patanjali o ocho pasos de evolución (Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana, Samadhi). Este no está supeditado a modas, tendencias o reclamos personales. Yoga es una forma de vida, un camino espiritual, el de la realización del Ser, el que hace trascender el yo básico y elemental, para vivir desde la naturaleza mas suprema… la Conciencia.
Así es el gran potencial que tiene el ser humano y el Yoga es la herramienta para conseguirlo.
María Ruíz